Como jefa de estudios, siempre he pensado que enseñar no consiste solo en acertar con el contenido del plan de estudios e impartir conocimientos; se trata también de animar a los niños a que piensen por sí mismos fomentando su conciencia de su propia vida y transmitiéndoles las competencias que necesitan para desenvolverse en distintas situaciones. Siempre he sentido que los procesos escolares habituales no debían ser tan rígidos. Hasta que los niños no pasan tiempo de más holgazaneando, ¿cómo van a darse cuenta del poder de la disciplina y el compromiso?
Las medidas de confinamiento asociadas a la pandemia de COVID-19 han sido una verdadera ayuda para responder a una pregunta a la que llevaba tiempo dando vueltas: “¿Es realmente necesario confinar el aprendizaje y la enseñanza a las cuatro paredes de un aula?”. Resulta que la nueva respuesta en esta situación es “radicalmente, no”. Gracias a la tecnología, el extenso planeta que habitamos está al alcance de las manos, la presencia física apenas importa. Lo que realmente cuenta es disponer de las herramientas adecuadas y el enfoque oportuno para utilizarlas.
Recuerdo que en 2008 leí que se estaba realizando una cantidad de trabajo considerable para facilitar el acceso a la tecnología, y que en el futuro los dispositivos serían fáciles de utilizar y autodidácticos. Hasta que comenzó el confinamiento no me había dado cuenta de que ese mundo ya estaba aquí. En pocos días, aprendí a utilizar y controlar Zoom, Jitsy, Microsoft Team, Google Hangouts y muchas otras plataformas. ¡El mundo electrónico se ha convertido en la nueva realidad!
En cosa de una semana, estaba enseñando a mis estudiantes cómo utilizar una aplicación. Recibí capacitación formal de diversos organismos, pero, fundamentalmente, aprendí a través del método de ensayo y error. Al principio no fue fácil sobrevivir en modo electrónico (modo virtual o en línea), sin embargo, pasados unos días, podía ver que la tecnología funciona casi siempre, pese a que de vez en cuando haya perturbaciones, distracciones virtuales y problemas de audio o vídeo. Mi primera impresión fue que el nuevo modo de enseñanza ofrecía una vía de comunicación unidireccional, pero no tardé en darme cuenta de que las sesiones podían ser muy animadas si añadía opciones de votación, encuestas y vídeos. La tecnología me dejó asombrada, porque en las escuelas rurales simplemente no podemos permitirnos introducir tanta variedad.
Durante los primeros días, era más que nada un juego y registraba una asistencia alta de los estudiantes, pero pronto empecé a notar que esta decaía y se acababa el entusiasmo de la novedad. Me decía que las razones podían ser múltiples, como los problemas con la conexión de red; o que los estudiantes no recibían el sonido; o que estaban ocupados ayudando a su padre en el campo y a su madre en la cocina; o mi pantalla no se veía; o —¡la peor de todas!— a lo mejor mi clase no era interesante. Entonces se me ocurrió mirar el chat y las conversaciones se volvieron de repente bidireccionales: había puesto a los niños en modo silencio. Empezaron a compartir sus problemas en el chat.
Por mi parte, la variedad de sonidos me distraía, pero me di cuenta de que debía dejar de hacer varias cosas a la vez y centrarme, y transmitir esto mismo a mis estudiantes. Finalmente, les enseñé una destreza intelectual de orden superior, la atención plena.
Cuando sientes que la respuesta es insuficiente y la asistencia escasa, es posible llamar por teléfono a los estudiantes. Resulta útil una buena comunicación y convencerlos de que tienen que estudiar. Como mi país, la India, es una cultura centrada en la familia, es fácil hacer llamadas a los progenitores y conseguir que los niños vuelvan a las clases.
No obstante, el mal funcionamiento de las redes, los cargos elevados por las conexiones de datos, y el costo de los dispositivos representan un verdadero desafío. Estos se podrían superar al facilitar una red gratuita subvencionada. Las bibliotecas rurales y urbanas podrían convertirse en salas virtuales con computadoras portátiles, tabletas y conexión a Internet. Cuando el aprendizaje es gratuito, cualquier persona tiene poder para llegar a donde desee.
Dra. Neeru Arora
************************
Este artículo forma parte de la campaña #VocesdeDocentes del Equipo Especial sobre Docentes, cuyo propósito es poner de manifiesto las experiencias de los docentes que trabajan cada día para asegurar que sus estudiantes siguen beneficiándose de una educación de calidad, a pesar de la pandemia de COVID-19. Para participar, visite la página que hemos creado a tal efecto.